Habrás oído hablar recientemente de las pensiones: congelación de las pensiones, la “hucha” de las pensiones, etc. El tema está a la orden del día, y lo seguirá estando, veamos por qué.
El sistema actual de pensiones no es sostenible a largo plazo, ni siquiera a medio plazo. Este sistema fue creado durante el siglo pasado, como parte del (mal) llamado “Estado del Bienestar”, y consiste en un sistema de reparto: las cotizaciones de los trabajadores actuales se utilizan directamente para pagar las pensiones de los pensionistas y jubilados actuales. No es diferente a cualquier sistema piramidal o esquema Ponzi, que se consideran estafas: las personas que “entran” al sistema (los nuevos trabajadores que empiezan a cotizar) les pagan sus ingresos a las que “salen” del sistema (los jubilados que dejan de trabajar y cotizar).
Estamos, por tanto, ante un sistema intergeneracional, muy diferente al sistema de capitalización, donde la aportación de cada individuo va a una “hucha” que generalmente deriva en un fondo de inversión con el fin de proteger el capital de la inflación y hacerlo crecer con el tiempo. En esto se basan los planes de pensiones privados.
El problema del sistema de reparto es que tu pensión no depende en absoluto de lo que hayas cotizado a lo largo de tu vida. Lo que hayas cotizado ha ido directo a los jubilados de ese momento, y tu pensión depende de la masa de trabajadores que haya cotizando cuando tú te jubiles. Así, en un entorno de mayor esperanza de vida, menores tasas de natalidad, mayor desempleo y estancamiento salarial, los gobiernos van sacando reglas arbitrarias, sin sentido o justificación aparente, para poder alargar el sistema un poco más (y que el marrón se lo coma el siguiente).
Por ejemplo, hay un mínimo de años cotizados para tener derecho a pensión. Sin embargo, aunque no hayas llegado a ese mínimo y no tengas pensión, has estado obligado a cotizar durante tu vida laboral, de forma que has pagado para no recibir nada. Es decir, si por ejemplo el gobierno te pide 20 años cotizados como mínimo, y tú por la razón que sea (imaginemos a una ama de casa que comienza a trabajar remuneradamente a los 50) has cotizado 15 años, nadie te va a devolver esas cotizaciones, pero tampoco te va a quedar pensión.
Otro ejemplo de reglas pensadas para retrasar lo inevitable (la quiebra del sistema de pensiones) es retrasar la edad de jubilación cada vez más, subir impuestos o subir los porcentajes de cotización a los trabajadores.
Por estas y muchas más razones, el sistema de pensiones públicas no es sostenible a medio y largo plazo. De hecho, cualquier esquema piramidal que se te ocurra es ilegal en cualquier país desarrollado, solo que esta estafa la lleva a cabo el Estado. Es la única razón por la que sigue en vigor.
Si los políticos (y los ciudadanos que los elegimos) nos empeñamos en mantener a toda costa este sistema, el futuro que nos espera dentro de no tanto tiempo es desolador: los trabajadores tendrán que aportar una parte cada vez mayor de su salario a esta estafa, bien en forma de mayores cotizaciones, o mediante subidas de impuestos. Esto reducirá su nivel de vida y su poder adquisitivo, como no puede ser de otra forma. Por su parte, y a pesar de estos aumentos de la contribución al sistema por trabajador, los jubilados percibirán una pensión cada vez más alejada del coste real de la vida, que escasamente les permitirá sobrevivir en unas condiciones miserables, que irán a peor con el tiempo por el efecto de la inflación.
La solución no es tan complicada, aunque hasta ahora ningún partido político ha abordado el asunto con la intención de cambiar el sistema actual. Se trata de pasar a un sistema de capitalización individual, donde el dinero aportado por cada trabajador vaya a una cuenta a su nombre, en la cual se invierta, cree riqueza y aumente por encima de la inflación, permitiéndole un retiro en el cual tendría un nivel de vida similar o mejor al que tenía cuando trabajaba, y desde luego muy superior al nivel de vida que tiene un jubilado actual.
Ahora bien, a los jubilados actuales ya no les queda salida. Ellos ya fueron estafados y contribuyeron al sistema y no se les puede dejar tirados. Por ello, entre el sistema actual y el de capitalización, es necesaria una etapa de transición en la que se implante un sistema mixto.
Para ello, se necesitan dos cosas:
- Que los trabajadores actuales puedan comenzar a capitalizar sus cuentas individuales y dejar de aportar dinero paulatinamente al sistema piramidal.
- Recortes. Pero recortes donde de verdad hay que hacerlos y habría que haberlos hecho hace bastantes años: diputaciones, puestos elegidos a dedo, enchufados que cobran un sueldo por no hacer nada, coches oficiales, dietas, parlamentos autonómicos, senado…
Si se dejara de tirar el dinero de nuestros impuestos en mantener toda esta estructura tan cara e ineficiente, habría presupuesto público como para pagar las pensiones de los jubilados actuales y hacer posible un sistema mixto provisional hasta que sea posible pasar al sistema de capitalización individual. Pero, a fecha de publicación de este artículo, ningún político (al menos en España) ha mostrado intención alguna de solucionar el problema de verdad.