La jubilación es una etapa que debería vivirse con tranquilidad.
Para lograrlo, no basta con confiar en la pensión pública.
Los cambios demográficos y económicos hacen necesario un plan personal.
El ahorro privado y la fiscalidad son piezas clave de ese plan.
La pensión pública como base
La pensión pública se financia con las cotizaciones de trabajadores y empresas.
El envejecimiento de la población presiona el sistema y reduce su sostenibilidad.
La tasa de sustitución ha ido bajando en los últimos años.
Esto significa que cubrirá un porcentaje menor de tu último salario.
Si hoy cubre el 70%, en el futuro puede ser solo el 60% o menos.
Esa diferencia tendrás que cubrirla con ahorro privado.
Cuánto dinero necesitarás
Haz una lista de tus gastos actuales.
Piensa cuáles se mantendrán en la jubilación: vivienda, alimentación, transporte, salud.
Añade ocio, viajes y posibles cuidados de larga duración.
No olvides ajustar por inflación, porque el dinero pierde valor con el tiempo.
Ejemplo: si hoy necesitas 1.500 € al mes, dentro de 20 años esa cifra será mayor.
Con una inflación media del 2–3% anual, tus gastos pueden subir a 2.000 € o más.
Si tu pensión pública será de 1.300 € y prevés gastar 1.800 €, necesitarás 500 € adicionales cada mes.
Multiplica esa cifra por 12 meses y por 25 años de jubilación: el resultado es 150.000 € de capital acumulado.
Estrategias de ahorro
Antes de pensar en la jubilación, crea un fondo de emergencia.
Debe cubrir entre 3 y 6 meses de gastos básicos.
Este dinero debe estar en una cuenta líquida y segura.
No lo inviertas en productos de riesgo, porque su función es darte tranquilidad inmediata.
La mejor forma de ahorrar es automatizar.
Programa una transferencia mensual hacia tu cuenta de ahorro o inversión.
Así conviertes el ahorro en un hábito.
No dependerás de tu fuerza de voluntad ni de tu memoria.
Productos financieros para el futuro
Los planes de pensiones son el producto más conocido.
Su ventaja principal es fiscal: las aportaciones reducen la base imponible del IRPF.
Al rescatar el dinero, tributa como rendimiento del trabajo.
Por eso conviene planificar cómo y cuándo hacerlo.
Los fondos de inversión y ETF ofrecen diversificación y crecimiento a largo plazo.
Las ganancias tributan como plusvalías en la base del ahorro, con tipos entre el 19% y el 23%.
Las cuentas y depósitos son seguros y líquidos.
Su rentabilidad es baja, pero son útiles para fondos de emergencia.
La fiscalidad en la jubilación
Las aportaciones a planes de pensiones reducen la base imponible.
Esto significa pagar menos impuestos hoy.
Al rescatar el dinero, hay tres opciones:
- En capital: recibes todo de golpe, pero puedes subir de tramo impositivo.
- En renta: recibes poco a poco, lo que suaviza la carga fiscal.
- Mixto: combinas ambas opciones para equilibrar liquidez e impuestos.
Las ganancias de fondos y ETF tributan como plusvalías.
Los dividendos se consideran rendimientos del capital mobiliario.
Puedes compensar pérdidas con ganancias para reducir impuestos.
Esto es útil si tienes varias inversiones con resultados diferentes.
El poder del interés compuesto
El interés compuesto multiplica tu dinero con el tiempo.
Reinvertir beneficios hace que el crecimiento sea exponencial.
Ejemplo: ahorrar 200 € al mes desde los 30 años en un fondo con rentabilidad media del 5%.
A los 65, tendrás más de 250.000 €.
Si empiezas a los 40 con la misma aportación, apenas llegarías a 140.000 €.
La diferencia la marca el tiempo, no la cantidad.
Errores frecuentes
Esperar demasiado para empezar a ahorrar es el error más común.
Cuanto más tarde lo hagas, más difícil será alcanzar tus objetivos.
No diversificar también es un problema.
Concentrar todo en un solo producto aumenta el riesgo.
Ignorar la fiscalidad puede salir caro.
Rescatar sin estrategia puede implicar pagar más impuestos de lo necesario.
Confundir ahorro con inversión es otro error.
El fondo de emergencia no debe estar expuesto a riesgo.


